martes, 24 de septiembre de 2013

Carta a mi querido amigo.

Nos conocimos y al poco tiempo ya nos habíamos hecho amigos. Nos veíamos todos los días y nuestra cercanía de hogares hizo que pasáramos aún más tiempo juntos. Tardes jugando ping-pong, conversaciones infinitas con una confidencialidad única. Aunque éramos muy distintos, teníamos muchas cosas en común y eso nos hacía congeniar perfecto. Muchos pensaron que lo nuestro era amor, si bien no estaban lejos, pues lo nuestro era amor, pero amor de grandes amigos.

Pasaron un par de meses desde que empezó nuestra linda amistad y te fuiste al extranjero. No sabía cómo iba a hacerlo para estar tanto tiempo separada de ti. Finalmente me hice a la idea y una carta muy larga te escribí para que me recordaras en tierras foráneas. Y así iba pasando el tiempo, conversábamos de vez en cuando y me llamaste para ocasiones especiales: un día que me extrañaste, para mi cumpleaños y para navidad, donde me contabas que te sentías solo, y yo trataba de hacerte compañía a la distancia.

Finalmente luego de un año volviste y me llené de felicidad al tenerte de vuelta. Te sentí tan cercano como siempre, pese a que las circunstancias en las que regresaste no eran las mismas, igual nos veíamos de vez en cuando.

Pasó el tiempo, y en cuanto te sumergiste de lleno en una relación, lo nuestro ya no fue lo mismo, hablábamos mucho menos y la comunicación ya no era tan fluida como antes, sobre todo después de que nuestras vidas tomaron distintos caminos.

El peor tiempo fue cuando ya no hablábamos nada, yo no sabía nada de ti, ni tú tampoco querías saber nada de mí. Estábamos a un par de casas de distancia, y aun así, ni para mi cumpleaños apareciste. Ya había perdido la esperanza de volver a  tenerte.

Luego de este mal tiempo, por fin te tengo de vuelta. Fueron nueve meses en que te extrañé más que nunca y donde traté de buscarte muchas veces, pero me dolía que tú no te sintieras como yo. Si bien no entiendo tus razones, las acepto, porque por algo tomaste las decisiones que tomaste y no te voy a juzgar por eso. Ni siquiera dejé que te disculparas, porque no había para qué. Yo simplemente estaba ahí apoyándote en el momento más importante de tu vida. Verte ahí con tu cara de felicidad y tus ojos brillando fue hermoso. Y fue gracias a esa linda criatura que trajiste al mundo, que nos volvimos a juntar. Y créeme que todo ese tiempo de espera e incertidumbre, valieron totalmente la pena, porque ahora te tengo a ti y él en mi vida.

Ahora soy feliz, porque las circunstancias de la vida nos volvieron a juntar, y ha vuelto nuestra relación de antes, solo que ahora comparto el tiempo que antes era solo para ti, con tu pequeña y hermosa familia.

Querido amigo: Solo quiero que sepas que pase lo que pase, siempre voy a estar ahí para  ti, para apoyarte en lo que sea, porque incluso cuando ya no hablábamos, en cuanto me necesitaste corrí hacia ti sin pensarlo y lo haría una y mil veces más, porque eres mi amigo y te quiero.

Con mucho amor, tu querida amiga.